jueves, 8 de septiembre de 2016

Sociedad para el estudio de Guadarrama


El Ventorrillo, principios siglo XX
Durante el siglo XIX se fue gestando desde varios ámbitos, y de forma minoritaria, ese volver los ojos a las montañas, alcanzando a vislumbrar que estaban allí, sentirse atraídos por ellas hasta recorrer sus intrincados rincones, y comenzar a encaramarse a sus alturas por el sólo de placer de estar allí arriba. Aquel medio hasta ese momento hostil e inhóspito se fue convirtiendo en un inmenso labotorio natural, los hombres de aquella incipiente ciencia abandonaron sus gabinetes, y se dirigieron a los lejanos montes. La naturaleza era objeto de conocimiento, de interés desde diversos campos: entomología, botánica, geología, todos ellos deben tener su apartado en una galería de ilustres precursores de nuestra sierra, y así irán apareciendo en el blog

 “Fruto directo del afán de la institución por ayudar a conseguir un mejor conocimiento de la Sierra fue la fundación en su seno, en noviembre de 1886, de la “Sociedad para el estudio del Guadarrama. Formaron su junta directiva cuatro profesores de la institución: José Macpherson, Joaquín sama, director de estudios del centro, Ignacio Bolivar y Francisco Quiroga... Los socios fundadores elaboraron una circular, con los principios y las bases de la nueva sociedad, fechada el 19 de noviembre, que se publicó al otro mes en el boletín de la institución. Era un documento sumamente interesante, en el que se exponían con singular claridad no sólo las razones que les habían llevado a constituir la nueva sociedad, sino también la opinión que compartían sobre la necesidad de mejorar el panorama intelectual español. De renovar sus formas de investigar y de enseñar, y sobre el papel fundamental que debían desempeñar las excursiones, con el conocimiento directo de las cosas que entrañaban, en ese empeño modernizador”
NICOLAS ORTEGA, paisajes y excursiones,2001

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